Causas Emocionales de los Miomas
El fibroma crea una masa que, simbólicamente, se puede considerar un bebé psicológico, un hijo, y esto es análogo a un proyecto sentido, un anhelo o una empresa que hayamos querido montar. El útero simbólicamente es “casa”, por lo tanto, debemos revisar que está pasando en nuestra “casa” con ese hijo-proyecto-anhelo. Que emociones han llenado nuestro útero de miomas, que está pasando en casa con ese hijo-proyecto.
Como toda excrecencia o fabricación de tejidos no necesarios en el cuerpo tiene una relación directa con el hecho de rumiar demasiado tiempo una pena, el fibroma es la indicación de que esta mujer mantiene un pesar, inconsciente la mayor parte del tiempo, quizás por haber perdido a un hijo. Puede experimentar esta pérdida después de un aborto, un parto falso o incluso después de dar en adopción a su hijo o ingresarlo en un lugar especializado para discapacitados.
También es posible que sea una mujer que no se concede el derecho de negarse a tener hijos. Puede que quiera tener uno, pero no desea comprometerse con un hombre, y entonces crea un bebé psicológico.
De acuerdo con lo mencionado en el párrafo anterior, es importante que tomes conciencia de que tu fibroma te dice que te deshagas de tu pena por el hijo que ya no está. No sigas creyendo que conservar tu dolor te convierte en una mejor persona. No temas ser considerada una persona sin corazón.
Si no has tenido hijos, debes darte el derecho de haberlo elegido así.
Todas las mujeres deben vivir al menos una vida sin tener hijos, para ser capaces de amarse a sí mismas, aunque no sean madres.
Si deseas un hijo pero le tienes miedo a los hombres, sería prudente que solucionaras ese temor antes de pensar en otra cosa.
La primera etapa, por ahora, es concederte el derecho de tener ese miedo.
Fibromas y quistes femeninos
Con gran frecuencia, los fibromas aparecen en el útero, sede de la maternidad, de mi feminidad y de mi sexualidad, por lo tanto de todo lo que se refiere a mi hogar, mi familia y con relación a los cuales puedo haber vivido un golpe emocional (herida o abusos pasados).
¿Quizás me haya sentido herida por mi pareja y no supe expresarme para restablecer la armonía?
¿Me habitan sentimientos de culpabilidad, vergüenza o confusión interior reprimidos desde hace mucho tiempo y formaron esta masa de tejidos blandos?
Esta última puede proceder de un golpe emocional ligado a mis primeras experiencias sexuales o a un paro de embarazo que me hubiese perturbado.
Soy consciente que los tejidos blandos representan los patrones mentales inconscientes.
Hay pues acumulación de estos esquemas de pensamiento mentales y actitudes negativas que ahora han cogido una forma sólida.
Es tiempo para mí de comunicar con mi cónyuge o con cualquier otro miembro de mi familia y expresar lo que siento.
En cuanto a la vergüenza, culpabilidad y confusión, acepto el haber actuado como mejor sabía y según mi evolución de ese momento.
Me perdono y me libero de esta carga.
Me siento mucho más ligera y cada día que pasa me hace comprender que me acepto y que soy cada vez más feliz como mujer.
Quiste
Se conoce como quiste una formación redondeada, formada por una cubierta que encierra una sustancia líquida blanda (raramente sólida), sin comunicación con el exterior y cuya pared no tiene conexiones vasculares con el contenido. Esta formación puede ser benigna o maligna.
La bola que forma el quiste representa un pesar, una pena acumulada durante mucho tiempo; son comunes para amortiguar los golpes recibidos por nuestro ego.
La persona con uno o varios quistes mantiene un dolor del pasado que todavía no se decide a resolver.
Si se tiene en cuenta la utilidad de la parte del cuerpo afectada, se puede saber en qué área se acumuló este pesar. Por ejemplo, los quistes en los senos tienen un nexo con el lado materno de la persona.
Este quiste es una advertencia de que es el momento de perdonar en lugar de alimentar esa vieja herida.
Te indica que lo que guardas dentro de ti te perjudica.
Quizás crees que alguien te hizo daño o que todavía lo hace, pero es sobre todo tu actitud interior la que te perjudica.
Este padecimiento te indica que no necesitas crearte una protección contra los golpes y sólo quiere ser un recordatorio de la necesidad de perdonar a los demás y a ti mismo (ver al final las etapas del perdón).
Un quiste se forma cuando entretengo remordimientos frente a una situación pasada, cuando guardo en mí pena, aflicción, dolores; también pueden ser remordimientos frente a un proyecto, a un deseo que no pude realizar.
Me “hinché”, “acumulé” informaciones, datos de todo tipo para un proyecto que jamás pude llevar a cabo: se volvieron presos de mi cuerpo y de mi mente.
Es una negación del perdón.
“Me perdono, me amo. Me giro hacía el porvenir, estoy en paz”.
El quiste puede corresponder también a la solidificación de actitudes y de patrones mentales (esquema de pensamiento que hace que se repitan acontecimientos en mi vida) que se acumularon inconscientemente durante cierto período de tiempo.
Éstos pueden servirme de barrera de protección, manteniéndome apresado dentro de un marco bien delimitado y evitándome enfrentarme con ciertas personas o ciertas situaciones.
Esto también me hace frenar y me impide ir hacia delante porque tengo dificultad en abrirme a otras opiniones o a otros modos de pensar.
Mi ego puede estar profundamente herido y mi rencor se solidifica para hacer un quiste.
Acepto dejar circular la energía libremente a través mío y tengo confianza en el hecho de poner por delante mis proyectos y pido ver las soluciones para que todo “fluya” mejor en mi vida.
Un tumor es comparable a un montón de tejidos informes, pudiendo hallarse en diferentes lugares del cuerpo.
Se produce generalmente después de un impacto emocional.
Guardando en mí viejas heridas, pensamientos negativos frente a mi pasado, éstas se acumulan y forman una masa que acaba por hacerse sólida.
Me conviene tomar consciencia que esta masa bloquea el paso de una parte de mi energía que quiere circular libremente.
Es importante que pueda expresar esta desesperación que está dentro mío; debo tomar en serio este mensaje que me da mi cuerpo.
Dejo sitio al presente, expreso mis sentimientos.
Si rehúso, tendré la sensación de que una pequeña voz interior dentro mío me dice: “tú mueres” (casi idéntico a “tumores”) a fuego lento.
Etapas del perdón
Para concluir, quiero repetir que la curación sólo puede realizarse en el momento en el que uno se perdona. Esta etapa tiene el poder de transformar no sólo nuestro amor hacia nosotros mismos, sino también el corazón y la sangre en nuestro cuerpo físico.
Esta sangre nueva, reenergetizada por el influjo de este amor reencontrado, es como un bálsamo que circula por todo el cuerpo: a su paso transforma y rearmoniza las células. Aun cuando intelectualmente te resulte difícil creerlo, ¿qué puedes perder con probar?
Estas son las etapas del perdón verdadero, que han sido experimentadas por miles de personas con resultados extraordinarios:
1) Identifica tus emociones (a menudo hay más de una). Toma consciencia de la acusación que te haces a ti mismo o que le haces a otro y de lo que ésta te hace sentir.
2) Asume tu responsabilidad. Ser responsable es reconocer que siempre tienes la opción de reaccionar con amor o con miedo. ¿De qué tienes miedo? Date cuenta también de que tienes miedo de que te acusen de tener miedo.
3) Acepta al otro y suéltate. Para lograr soltarte y aceptar al otro, ponte en su lugar y siente sus intenciones. Acepta la idea de que la otra persona se acusa y te acusa probablemente de la misma cosa que tú. Ella tiene el mismo miedo.
4) Perdónate. Esta es la etapa más importante del perdón. Para realizarla, date el derecho de haber tenido y de tener todavía miedo, creencias, debilidades y límites, que te hacen sufrir y actuar. Acéptate tal y como eres ahora, sabiendo que es temporal.
5) Ten el deseo de expresar el perdón. A modo de preparación para la etapa seis, imagínate con la persona adecuada en el acto de pedirle perdón por haberla juzgado, criticado o condenado. Estarás listo para hacerlo cuando la idea de compartir tu experiencia con dicha persona te suscite un sentimiento de alegría y de liberación.
6) Ve a ver a la persona en cuestión. Exprésale lo que has vivido y pídele perdón por haberla acusado o juzgado y por haber estado resentido con ella. Menciónale que la has perdonado sólo si te lo pregunta.
7) Haz el enlace con un cordón o una decisión ante uno de tus progenitores. Recuerda un acontecimiento similar que ocurriera en tu pasado con una persona que representase a la autoridad: padre, madre, abuelos, maestro, etc. Generalmente será del mismo sexo que la persona con la cual acabas de realizar el perdón.
Vuelve a efectuar todas las etapas con esta persona (la figura de autoridad).
Cuando la emoción sentida sea hacia ti mismo, realiza los pasos 1, 2, 4 y 7.
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